“Evangelio,
Justicia y Derechos Sociales”, católicas/os de Madrid
LA
PAZ, FRUTO DE LA JUSTICIA
Las
organizaciones católicas que forman parte del colectivo Evangelio,
Justicia y Derechos sociales queremos manifestar públicamente
nuestra postura en relación con el Anteproyecto de Ley de Protección
de la Seguridad Ciudadana que el Consejo de Ministros ha aprobado el
29-11-2013.
La
Ley y su contexto
En
los últimos años la sociedad española está atravesando una
delicada situación, consecuencia de una crisis económica producida
sobre todo por una desigualdad creciente en la distribución de las
rentas en las últimas décadas. Ello había obligado a la inmensa
mayoría de los ciudadanos a endeudarse para hacer frente a sus
necesidades más elementales.
Las
entidades financieras se han beneficiado de esta situación
utilizando prácticas especulativas, engañando y estafando en no
pocos casos a algunos sectores de la sociedad. Los responsables
políticos por su parte no han cumplido con su responsabilidad de
reguladores y árbitros entre los intereses de los distintos grupos
sociales. Y ellos mismos en demasiados casos se han enriquecido
ilícitamente participando en episodios de corrupción.
Hoy
están implementando una salida a la crisis que no sólo no corrige
esta injusticia de origen, sino que profundiza más en ella. Todas
las medidas que se están tomando cargan sobre la pérdida de
derechos y nivel de vida de la mayoría de los ciudadanos: reformas
laborales, fiscalidad, recortes en sanidad, educación, servicios
sociales, pensiones, etc. y siguen beneficiando a los sectores
económicamente más poderosos: ayudas a los bancos, permisividad
ante el fraude fiscal y la corrupción, privatizaciones, etc.etc.
La
toma de conciencia ciudadana ante esta situación ha provocado un
tipo de indignación y protesta que se ha mantenido en unos límites
generalmente democráticos y pacíficos. Han sido mínimos los
episodios de violencia y en algunos casos hay fundados indicios de
que han sido provocados por elementos ajenos a los responsables y
participantes en las manifestaciones. Según cifras oficiales, en
2012 hubo 4000 manifestaciones en Madrid. Solo en 12 se registraron
actos violentos. Podemos asegurarlo porque muchos de nosotros hemos
participado en estas protestas.
Entendiendo
que la inmensa mayoría de las movilizaciones son pacíficas,
apostamos por la no-violencia como camino para construir el futuro.
Nelson Mandela es un buen ejemplo de lucha no violenta y trabajo por
la reconciliación en una sociedad herida.
Los
jueces, por su parte, han reconocido en no pocos casos que lo que los
distintos gobiernos consideraban un atentado al orden público no era
otra cosa que el ejercicio de las libertades civiles. Sin embargo,
frente a estas prácticas de participación democrática, la
criminalización y penalización por parte de ciertos medios de
comunicación y por los responsables políticos ha ido en aumento.
Creemos
que el Anteproyecto de Ley, que ahora se presenta como “de
Protección de la Seguridad Ciudadana”, es en realidad una
normativa para desactivar
los movimientos crecientes de los ciudadanos en defensa de sus
derechos y su dignidad. De llevarse adelante, impedirá que podamos
ejercer las más elementales libertades.
Los
jueces habían primado hasta ahora la libertad de expresión y
emitieron duros autos contra la actuación policial. En adelante,
estas sanciones no requerirán ser refrendadas por un juez,
eliminando así la última garantía democrática, ya que las
sanciones administrativas podrán ser impuestas directamente por las
Delegaciones de Gobierno, sin control judicial previo.
Estas
medidas se complementan con las del Ministerio de Justicia: Recurrir
ante los tribunales multas como las que se imponen en esta Ley
costará hasta 2.750,00 euros en tasas; gastos de abogado y
procurador aparte. El objetivo de estas medidas parece claro:
complementar la profundización del ajuste social con un nuevo ajuste
penal. Esta combinación
entre represión dura y blanda no tiene otro propósito que infundir
miedo y convertir a los ciudadanos que desafían al Gobierno en una
masa amordazada y obediente.
La
Ley, tal como está redactada, no sólo supone una represión de las
movilizaciones violentas, sino una seria amenaza para las pacíficas
también, porque contiene elementos de grave arbitrariedad, ante los
cuales los manifestantes, incluidos los manifestantes pacíficos
mayoritarios, se encuentran indefensos y sometidos a grandes multas o
procesos judiciales.
B.-
Opus justitiae pax
La
paz y la seguridad son dos objetivos sin duda necesarios para la vida
social, pero en la tradición cristiana no vale cualquier tipo de paz
ni la seguridad a cualquier precio. La consigna que atraviesa toda la
Biblia, formulada por los profetas de Israel es esta: “Opus
justitiae pax” (La paz es fruto de la justicia, Is. 32 / 17). No
una paz basada en las relaciones injustas ni en la razón de la
fuerza.
El
papa Francisco en su primera carta apostólica que acaba de publicar
“El gozo del Evangelio” (24-11-2013) recoge esta tradición con
palabras inequívocas:
Identifica
la desigualdad como el mayor desafío económico de nuestro tiempo.
“Hoy tenemos que decir ´no a una economía de la exclusión y la
inequidad´. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que
muere de frío un anciano y que sí lo sea una caída de dos puntos
en la bolsa … Como consecuencia de esta situación, grandes masas
de la población se ven excluidas ... por los mecanismos sacralizados
del sistema económico imperante” (nº 53)
“Mientras
las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la
mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar. Este
desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía
absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que
nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por
el bien común. Se instaura así una nueva tiranía invisible, que
impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas.
Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las
posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder
adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y
una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales”
(nº 56)
En
este contexto, sigue diciendo - la verdadera seguridad ciudadana
presupone el cambio de tales situaciones: “Hoy
en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se
reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre
los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia...
Cuando la sociedad abandona en la periferia una parte de sí misma,
no habrá programas políticos ni recursos policiales o de
inteligencia que puedan asegurar la tranquilidad, porque este sistema
social y económico es injusto en su raíz … Del mal cristalizado
en estructuras sociales injustas no puede esperarse un futuro mejor”
(nº 59)
“Las
armas y la represión violenta sólo sirven para pretender engañar a
los que reclaman mayor seguridad. Más que aportar soluciones crean
nuevos y peores conflictos... Algunos también se regodean culpando a
los pobres de sus propios males y pretenden encontrar la solución en
una “educación” que los tranquilice y los convierta en seres
domesticados e inofensivos” (nº
60)
El
propio Jesús se enfrentó a situaciones donde quería limitarse su
expresión como en su entrada en Jerusalén (Mc 11, 1-11), aclamado
por el pueblo con el título subversivo de "Hijo de David",
que se acabó convirtiendo en una "concentración no
autorizada", lo que provocó, junto a otros factores, la
crucifixión de Jesús. Este acto subversivo pacífico, la entrega de
Jesús, su apuesta por los oprimidos significa para nosotros un
testimonio de ánimo. Desde la cruz Jesús dona su sangre y envía su
Espíritu (Jn 19, 30.34); desde ahí, los cristianos apostamos por
estar junto a los crucificados de la historia y de la sociedad; Dios
está junto a los testigos incondicionalmente y no hay Imperio ni
Ley, ni persecución, ni condena, ni angustia, ni peligros ni espada
que pueda separarnos del amor de Dios (Rm 8, 31-39) ni vaya a impedir
nuestra acción y testimonio.
C.-
Manifestamos
En
consecuencia, ante el Anteproyecto de Ley de Seguridad ciudadana
manifestamos:
-
La paz de la tradición cristiana no es la de los siervos sometidos
por la ley de la fuerza, sino la construida entre ciudadanos libres e
iguales
-
No consideramos necesaria una ley como esta. La gran mayoría de las
protestas ciudadanas se han desarrollado de manera pacífica. Los
episodios violentos - de origen incierto por otra parte – han sido
escasos, aunque debidamente amplificados ante la opinión pública
por algunos medios de comunicación y responsables políticos.
Seguramente con la intención de justificar medidas como las de esta
ley.
-
Consideramos que esta ley supone una degradación de nuestros
derechos democráticos, constitucionales, que se añade a la
progresiva pérdida de derechos sociales y condiciones laborales que
venimos sufriendo.
-
Incluso si se diera una situación de violencia, la paz y seguridad
ciudadanas no pueden florecer en un contexto previo de injusticia y
violencia estructural, de pérdida progresiva de derechos sociales,
de corrupción de responsables políticos, de represión policial, de
manipulación de la opinión pública.
-
La pretendida inseguridad ciudadana que se puede estar produciendo no
tiene su origen en los procesos crecientes de indignación y
participación ciudadana totalmente legítimos. Estos no son más que
un síntoma de la inseguridad creciente que la mayoría de la
población siente ante la pérdida progresiva de derechos sociales y
condiciones laborales. Hay que actuar sobre estas causas y no tomar
medidas que culpabilicen aún más a las víctimas de la situación.
-
La paz y seguridad ciudadanas son fruto de unas relaciones económicas
y sociales justas, del respeto a los derechos laborales, el reparto
equitativo de las cargas fiscales, de unos medios de comunicación
públicos que representen los distintos intereses y opiniones de
todos los grupos sociales.
-
Pretender solucionar los problemas de inseguridad ciudadana por la
sola vía de la represión policial es síntoma de un gobierno débil
con los poderosos y arrogante con los débiles.
-
Las fuerzas de orden público no pueden reducirse a mantener un orden
socio-económico injusto, no pueden estar únicamente al servicio de
los poderosos que pretenden imponer sus intereses y sus leyes por la
fuerza.
-
En estas circunstancias de violencia estructural, hacemos un
llamamiento a la ciudadanía a continuar participando activamente en
aquellas iniciativas y convocatorias que buscan otro tipo de sociedad
más justa basada en la dignidad de las personas, incluyendo actos de
desobediencia civil. La historia de los cambios sociales no hubiera
sido posible sin este principio de dignidad ciudadana.
-
En los próximos días de Navidad, celebramos las fiestas del
“Príncipe de la Paz”. Los primeros cristianos le dieron este
título, que antes se atribuía al emperador, porque pensaban que la
verdadera paz no se construye sobre la injusticia y las fuerzas
militares del imperio, sino sobre la práctica de la justicia: “Opus
justitiae pax”. El nacimiento de Jesús --"rey de los judíos",
un rey de paz y justicia-- produjo el sobresalto de Herodes y toda
Jerusalén (Mt 2, 1-3) y su posterior persecución, pero su voz,
2000 años después, aún no ha podido ser acallada. Hoy vuelve a
alzarse ante esta Ley.
Madrid, 20 de
diciembre de 2013
Organizaciones
que forman parte de Evangelio, Justicia y Derechos Sociales,
católicas/os de Madrid:
Acción
Católica Obrera (ACO) de Madrid, Acción Cultural Cristiana (ACC),
Apostólicas del Corazón de Jesús, Asociación Puente de Esperanza
Madrid, Capellanía del Centro Penitenciario de Navalcarnero, Centro
de Reflexión Alberto Hurtado, COMU de P. Santa
María del Buen Aire, Comunidad Cristiana de Base Sto. Tomás de
Aquino, Cristianos de la Parroquia de Santa Bibiana, Cristianos por
el Socialismo, Cristianos Socialistas de Madrid PSM-PSOE, EPPOs de
Madrid, Foro de Curas de Madrid, Foro de parados en acción,
Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad de Madrid
(Frater), Fundación Ayuda Solidaria Hijas de Jesús, Hermanas
Franciscanas del E.S. Comunidad de Vallecas, Hermandad Obrera de
Acción Católica (HOAC) de Madrid, Hermandades del Trabajo (HHT),
Hermanitas de Jesús de Foucauld, Hermanitas de la Asunción, I.S.
Siervas Seglares de Jesucristo Sacerdote, Comunidad de la P. San
Pablo, Institución Javeriana, Justicia y Paz de
Madrid, Juventud Obrera Cristiana (JOC),
Parroquia de la Sagrada Familia (Fuenlabrada), Parroquia
de la Preciosísima Sangre, Parroquia de San Ambrosio, Parroquia de
San Basilio, Parroquia de San Cosme y San Damián, Parroquia de San
Eulogio, Parroquia San Francisco Javier y San
Luis Gonzaga, Parroquia de San Pablo, Parroquia
de Santa Mª del Buen Aire, Parroquia de Santo Tomás de Villanueva,
Pastoral San Carlos Borromeo, Profesores cristian@s de la educación
pública, Pueblos Unidos, Red
Interlavapiés, Revista Alandar, Revista 21, RR de la Compasión, RR
de la Sagrada Familia de Burdeos.